Nueva edición del certamen literario Letras de Babel. En esta
ocasión, la ganadora del primer premio del 3º ciclo de primaria fue....
Lucía Dorado González de 6º A, con su relato El misterio de Gran Bretaña.
La historia de Lucía trata sobre
Nico, que fue a pasar las vacaciones de verano a casa de sus abuelos de
Gran Bretaña. El cuenta que un día, en la casa, empezaron a moverse solas
las cosas. El exprimidor empezaba a girar como loco y la aspiradora
comenzó a aspirar sola. Se lo contó a sus abuelos, pero claro, ¿quién se
creería que las cosas se volviesen vivas?
Hace poco tiempo un niño llamado Nicolás fue a pasar las vacaciones de verano con sus abuelos, que viven en Gran Bretaña.Allí siempre se lo pasaba genial, pero en los tres últimos años se aburrió.
Un día a Nico lo dejaron solo en casa, pero no fue aburrido como siempre. Las cosas empezaron a funcionar como por arte de magia: el exprimidor empezó a girar como loco, la aspiradora empezó a aspirar todo lo que encontraba y otras cosas también se pusieron a funcionar. Nico no le daba explicación a aquello y decidió decírselo a sus abuelos. Ellos decían que era una tontería y que seguramente los había puesto en marcha él. No todo acabó aquel día. Se volvió a repetir unas cuantas veces más. Sus abuelos seguían sin creérselo, hasta que un día decidió que los abuelos simulasen que se iban para ver lo que sucedía. Todo salió como él quería. Las cosas se pusieron a funcionar solas y así creyeron al fin todo lo que contaba su nieto.
Un día a Nico lo dejaron solo en casa, pero no fue aburrido como siempre. Las cosas empezaron a funcionar como por arte de magia: el exprimidor empezó a girar como loco, la aspiradora empezó a aspirar todo lo que encontraba y otras cosas también se pusieron a funcionar. Nico no le daba explicación a aquello y decidió decírselo a sus abuelos. Ellos decían que era una tontería y que seguramente los había puesto en marcha él. No todo acabó aquel día. Se volvió a repetir unas cuantas veces más. Sus abuelos seguían sin creérselo, hasta que un día decidió que los abuelos simulasen que se iban para ver lo que sucedía. Todo salió como él quería. Las cosas se pusieron a funcionar solas y así creyeron al fin todo lo que contaba su nieto.
Por más vueltas que le daban, nadie encontraba una explicación. Un buen día vieron merodear por la casa a un duendecillo muy chiquitín. Era el duende de las bromas, que siempre estaba gastando bromas pesadas. Nicolás consiguió hablar con el duende. ¡¡ Se hicieron amigos y todo!! Le contó algunas bromas que había hecho, como por ejemplo, a un agricultor le puso a bailar la cosecha; a un ganadero, los cerdos crearon una coreografía de natación sincronizada y a un escultor, le mostró una figura de su gato petrificado.
Los abuelos le dijeron a Nico que no iban a desconfiar de él nunca más. Pasó el verano y Nico tuvo que regresar a su pequeño pueblo en Cataluña. En el fondo, Nico quería empezar el colegio para contar a todos lo que le sucedió.
Así fue y en cuanto llegó a clase, lo contó todo. Nico sabía que no era muy popular y por eso nadie le iba a creer. Era injusto, pero a menudo las cosas son así y, como decía la abuela de Nico, a veces las cosas caen por su propio peso. Él no sabía muy bien lo que significaba eso, pero lo entendió cuando en las vacaciones de navidad, otro niño más querido por los de la clase también fue a Gran Bretaña y le pasó lo mismo que a Nico y a sus abuelos. A la vuelta contó la misma historia del duendecillo de las bromas, pero a él, que era "el mas guay de la clase", ya que casi no trabajaba y hacía mucho el tonto, lo creyeron al pie de la letra, mientras que a Nico, que era un buen alumno y con mucha madurez, no le habían creído hasta que el otro compañero llegó contando la misma historia.
En el fondo a Nico le daba igual si los compañeros le creían o no porque él sabía que aquello había pasado realmente y estaba contento. Había sido una experiencia muy divertida, su mejor verano y además, se había hecho amigo del duendecillo. Quizá algún día no muy lejano, al duendecillo se le daba por cambiar de aires y venía a hacer trastadas al colegio de Nico.
FIN