miércoles, 28 de enero de 2015

LAS DIFERENCIAS NO EXISTEN. Segundo premio 3º Ciclo




Darío es un niño de 11 años con problemas en las piernas y que utiliza una silla de ruedas, le encanta jugar al fútbol pero ahora no puede, se siente triste. Tiene muchos amigos y vive en un pueblo muy pequeño de apenas 30 habitantes.

Dana es una niña de 11 años muy tímida, vive en la ciudad en edificio muy alto. Va al colegio cerca de su casa, pero junto a sus padres toma la decisión de cambiarse de colegio porque en el suyo se meten con ella. La tratan como alguien "raro" y con la timidez que tiene no puede defenderse. Lo esta pasando realmente mal y piensa que un cambio de aires puede ser bueno. Un colegio algo alejado, en un pueblo cercano al que su padre se tiene que desplazar todos los días para trabajar. Esa podría ser la solución. Nuevos aires...

El primer día de colegio, el timbre suena pero Dana decide no salir al recreo. Da una vuelta por el colegio para conocerlo mejor. En su paseo,al fondo del pasillo, en una pequeña sal, ve a un niño que utiliza una silla de ruedas. Al verlo, se esconde y sigue por otro pasillo para no encontrarse con él.

Tras una larga mañana, de nuevo en su casa, la madre le pregunta a Dana:
-Qué tal en el colegio?
-Vi a un niño que utiliza silla de ruedas. Parecía tímido, como yo- Contesta Dana.
-¿tienes deberes Dana?- Pregunta la madre.
-No, no tengo. - Contesta alegremente- Voy a intentar entretenerme con algo.


Dana fue a su habitación. Pensando en su mañana en el nuevo colegio, tuvo una idea. ¿Y si le hacia un dibujo al niño de silla de ruedas?. Se acerco al escritorio y allí le hizo un dibujo. Le quedó muy bien, ya que Dana era bastante buena dibujando.

Llegado el día siguiente Dana entra en el aula y espera a que llegue la hora del recreo. Suena el timbre y va al lugar donde había visto al niño. Allí estaba Daría. Nuestra amiga venciendo su timidez, entra y le entrega ese dibujo en el que se contempla el retrato del que iba a ser su amigo en un bello paisaje con un bonito amanecer. El niño miró sorprendido el dibujo y preguntó:
-¿Cómo te llamas?
-Me llamo Dana, ¿y tú?- Contestó Dana con timidez.
-Yo me llamo Darío.
Darío volvió a hacerle una pregunta:
-¿ Quieres ser mi amiga?
-¡ Me encantaría! -Contestó con una sonrisa- No tengo amigos en este colegio, acabo de llegar. Bueno... en mi colegio anterior tampoco tenia demasiados. Nos veremos aquí todos los días. Será nuestro momento. Vivo lejos de aquí y no podremos quedar para jugar en la calle o ir al parque, pero seguro que con vernos en el cole será suficiente para nuestra amistad. Por las tardes en casa me aburro bastante, pero ahora pasaré el tiempo haciendo planes para el día siguiente.

Dana llegó a casa muy contenta. Le contó a su madre atropelladamente lo que le había sucedido. Al poco tiempo sonó el timbre de la casa. Dana fue a abrir la puerta. Allí se encontró a Darío.
-¡Darío, que sorpresa!- Dijo Dana.
-Para eso están los amigos, para que ninguno de ellos se aburra, que no se sienta solo y siempre tenga alguien en quien confiar. Que nunca se te olvide.
-Darío, gracias por ser mi amigo y aceptarme como soy.
Las diferencias no existen- dijo Darío.




 Iria Dorado (5ºA)