miércoles, 28 de enero de 2015

LAS ALGAS MÁGICAS


Iago, era un niño que tenía 4 años y sus padres no sabían porqué no andaba: solo sabía gatear.

Sus padres lo llevaron a muchos médicos, pero nadie sabía lo que le pasaba. Vivían en una casita al lado del mar. A Iago le gustaba mucho jugar en la arena. Todos los días sus padres jugaban con él en la playa.
Recogía conchas, lo tapaban con arena y observaban algas; verdes, marrones, amarillos...
Un día, como todos, Iago tomó su desayuno y bajaron a la playa. Ahí su padre decidió jugar a recoger algas y tapar a Iago con ellas. Iago se partía de risa porque las algas le resbalaban y estaban muy frías. Estuvieron toda la mañana jugando con las algas. Tanto le gustó ese juego a Iago que quiso repetirlo durante una semana. De pronto, sus padres empezaran a notarle una gran mejora, porque Iago empezó a tener fuerzas en sus piernas.
Después de un mes haciendo lo mismo, Iago empezó a caminar. Sus padres no podían creérselo y sus vecinos menos. La noticia rápidamente se extendió por todo el pueblo. Los médicos están alucinados. No podían creer que unas simples algas pudieran darle fuerzas a Iago para mantenerse en pie.
Lo extraño era que las algas solo curaban si las tocaba el padre de Iago. En poco tiempo, la casa de Iago estaba llena de gente enferme para intentar curarse con las algas. Gracias a este descubrimiento, Iago pudo curarse y sus padres ganó mucho dinero. Las algas mágicas les ayudaron a todos a tener una vida mejor.



Edgar Núñez iglesias 
3ºB