Había una vez un niño que nunca había suspendido un examen. Pero un día, no pudo estudiar y estaba muy nervioso al llegar el momento de la prueba. De repente, se le ocurrió que, tal vez, podría echarle una ojeadilla al libro.
Se fue a casa tranquilo, pensando que nadie se había dado cuenta. Al día siguiente, cuando le entregaron su examen, descubrió con asombro que tenía un cero y debajo una nota que ponía:
- No me esperaba esto de ti. Ahora dudo que en los controles anteriores hayas copiado también.
Al llegar a casa deseó que le tragara la Tierra cuando sus padres le pidieron el examen.
Alicia A.