Una amarga noticia. El verano se acerca y tres largos meses nos iban a alejar, tan solo quedaban tres días para nuestra separación. Yo me iba a la casa de mis abuelos, a Cádiz. Él se quedaba aquí. Un verano que se haría eterno, después de 9 meses juntos, acostumbrada a levantarme y mirarlo, ahora me parecía toda una pesadilla.
Toca levantarse, ya va a ser hora de ir al colegio, me he despertado una hora antes de lo habitual. Aunque algo me sobresalta.
-Buenos días princesa, he conseguido que mis padres me dejen ir a Cádiz contigo, un verano juntos sin estrés, sin exámenes. solos tú y yo, playa y verano.
Una sonrisa de oreja a oreja se dibujó en mi cara, no me lo esperaba.
Me levanto, me visto, desayuno, todo es diferente hoy. Mi madre me mira de forma rara.
-¿Qué te pasa? Mucha felicidad ilumina tu cara esta mañana.
-Nada, que cada vez se acerca más el verano...hablando de eso, ¿ye acuerdas de la invitación para Rubén de venirse con nosotros a Cádiz?
-Sí, ¿Qué pasa?
-Al final lo dejan venir.Bueno, hablamos por la tarde, tengo que irme.
-Vale, dile que venga a la salida de clase.
¡No me lo podía creer! Iba a ser inolvidable. Aquel 16 de junio empezaría algo muy especial para los dos. Un verano distinto a todos los demás.
Al llegar al colegio, él me esperaba en la puerta con una sonrisilla picarona.
Nos enfundamos en un breve pero intenso beso. Hablamos del tema y nos fuimos cada uno a su clase.
Nuestra historia llevaba impresa un "Para Siempre" en su comienzo.
Ángela