jueves, 30 de agosto de 2012

¡VAYA SUSTO!, Iria Dorado González, 4º A.

Iria Dorado González de 4ºA de primaria, fue premiada en el III Certamen Literario Letras de Babel con el relato ¡Vaya susto!.
Trata sobre una invasión alienígena a la Tierra, donde los extraterrestres paralizan a los adultos por sus malos comportamientos. Los niños consiguen convencerlos para que devuelvan a sus padres y familiares a la normalidad. Original y divertido, debería ser lectura obligatoria para los mayores.


 ¡VAYA SUSTO!

 Una mañana me desperté y comprobé muy sorprendida que ya era muy de día y mamá no me había despertado. Me levanté y fui a la habitación de mi hermana. Allí estaba, dormida plácidamente en su camita. Fui a la cocina . Allí estaba mamá, pero no me hablaba.
  -¡Hola!-le dije yo. ¡Qué extraño! Seguía sin contestar. Corrí a a darle un abrazo y ella estaba igual que una estatua frente al zumo de naranja y el exprimidor. Me asusté y fui corriendo a despertar a mi hermana. Le expliqué lo que pasaba y claro, no me creyó hasta que fue a la cocina y lo comprobó en persona . No sabíamos que hacer además de llorar un poco . Los abuelos no contestaban al teléfono, así que, como mi hermana es muy decidida, bajamos a la calle a buscar ayuda y...menuda sorpresa nos llevamos cuando vimos que todo el mundo en la calle estaba como mamá, como petrificados: gente que iba caminando, gente dentro de los coches y autobuses... todas.
Pronto empezaron a aparecer otras niñas de diferentes edificios. A sus padres les pasaba lo mismo que a nuestra madre y suponíamos que a nuestro padre también, aunque estaba en el trabajo.
 Nadie podía explicar lo que le pasaba a los adultos.
 ¿Por qué no estábamos igual los niños? Pedrito, el vecino del quinto, dijo algo de una nave espacial y unos extraterrestres pero no lo creíamos del todo. ¿Qué íbamos a hacer sin sin adultos?
 Poco tiempo después, unos graciosos hombrecillos azules comenzaron a aparecer por todas partes y nos explicaron que venían del planeta Armonía y lo que ocurría a los mayores, lo habían causado ellos. Querían darles un castigo por todas las cosas que habían hecho mal: siempre con prisas, solo se preocupaban por el trabajo, siempre peleándose unos con los otros, provocaban guerras, no se conformaban con lo que tenían, siempre querían más.. Los niños nos habíamos salvado porque no eramos como ellos, aunque si no cambiábamos, llegaríamos a serlo.
 Tras mucho negociar conseguimos convencer a los extraterrestres de que nuestros padres eran buenos y que nosotros los queríamos mucho y los necesitábamos. Nos comprometimos a explicar a los mayores lo que había sucedido para que intentasen ser mejores.
  Subieron a su nave y una vez se hubo alejado, la actividad comenzó de nuevo la calle. Subimos a casa y mamá estaba llamándonos para que tomásemos el zumo de naranja de todas las mañanas. ¡Nos abrazamos a ella con más fuerza que nunca! ¡Vaya susto!